miércoles, 31 de mayo de 2006

Pusilánime

Esta noche me dan miedo:

1.-los horarios
2.-las agendas
3.-las relaciones
4.-el sexo
5.-la sangre
6.-los expertos
7.-el tabaco
8.-los planes de vida
9.-la soledad
10.-la compañía
11.-el futuro
12.-mi familia
13.-la depresión
14.-la salud
15.-las mayorías
16.-la atracción
17.-el trabajo
19.-el dinero
20.-la naturaleza

lunes, 15 de mayo de 2006

Los nerds también lloran

Ahora sí escribo a horas de la madrugada que ya son indecentes. Esta vez no he pasado la noche en vela, sino que me retiré a mis aposentos lo más temprano que pude porque me prometí a mi mismo que tempranito saldría a patinar por ahí por donde dios me abriera paso. Habiéndolo hecho, como a eso de las tres treinta de la madrugada, un malsano mosquito tuvo la grandiosa idea de sustraer, sin mi consentimiento, sangre de un incómodo recodo del dedo chiquito de la mano derecha.

Siempre he dicho que me cagan los dedos chiquitos. No sirven para nada y, en lo personal, a mí el de las manos me estorba para escribir y el de los pies todo el mundo se lo vive remoliendo. Hoy los dedos chiquitos atacan de nuevo, y esta vez en forma de piquete de zancudo que muy pronto me levantó de mi cama, y con lo obsesivo que soy. Tras rascar exhaustivamente decidí focalizar mi atención. ¡El buen zen! La neta es que no sé ni que chingados significa. Algún día lo investigaré, se los prometo. Mientras tanto, en mi campo semántico, todo a lo que suene algo trascendental-oriental será en resumidas cuentas zen.

El caso es que yo me dije, -tengo que dejar de pensar en mi dedito porque si no nunca me voy a poder dormir-. Fue así como prendí, decididamente, la mitad de mi laptop que sí funciona inicé mi sesión en el messenger para descubrir que la gente normal no está pegada en el messenger los viernes en la madrugada, sino muy ebrios en la calle, dormidos, o haciendo qué-sé-yo por ahí. Yo hubiera hecho alguna de las tres de no haber sido por ese zancudo hijo de puta y porque Alejandra me dejó plantado. (Saludos Ale, sí, al rato nos reponemos)

Cuando por fin pude enfocar, y maniobrar el cursor en vez de esperar que la compu hiciera lo que hace de forma automática, le hice click (o como ahora se dice, le cliqueé) en mis favoritos para revisar alguna de mis direcciones de correo y fue entonces cuando me acordé de mi blog. -¡Puta!-, me dije. -Ya sabía yo que lo iba a dejar a la mitad.- Durante toda esta reflexión no pude dejar de pensar en el chiste que al buen Martincillo le gustaba contar cuando era todo un pequeñelo, ese del "no pos' no dormí" y que involucra a tres cuartos de hotel, tres personas con tres distintas nacionalidades, muchos insectos y un velorio.

El caso es que yo me dije -ni de pedo, a huevo que escribo algo.- Además, este writer's block ya se había extendido demasiado. Algo tenía planeado sobre comentarles de los personajes políticos de izquierda que tuve el gusto de ver recientemente en la televisión, pero eso fue hace mucho y como que ya se me olvidó todo lo que tenía planeado compartirles a ustedes, mis fieles lectores, que espero no se hayan ya desesperanzado con la larga espera por un nuevo post.

Fue entonces que recordé que había, a largo plazo, pensado en escribir algún comentario con e título que a esto precede. Los nerds también lloran nace de los repinchísimos y consecutivos comentarios que, terceras personas, se han dado el gusto de granjearme para acentuar lo raro que soy. "Ay, a ti te gustan cosas bien extrañas", "Uy, ¿de verdad pagaste para que te pusieran ESA canción en la rockola?", "¿Vas a votar por ella, FREAK?!" y muchas otras sandeces dignas de haber salido de cualquier "señorita" con apellido oriental.

El siguiente resumen no tiene más pretenciones que mandar a los comentarios a CHINGAR A SU MADRE. O como diría MI madre, muy diplomáticamente, mandarlos al rancho de mi vecina que sí, se llama La Chingada. Además, resula ser muy grata oportunidad para decir -¡mira qué tan raro puedo ser!- y embarrarselo a nadie en la cara, para que ya por fin salga de mis sistema y todo vuelva su estado natural en el que me vale madres.

Música

Me gusta el jazz. De hecho, a los que no saben, el próximo mes me voy directito a Montreal a estudiar francés y, tagencialmente, al Festival Internacional de Jazz que se celebra ahí cada año. Algunos sostienen la tesis de que eso del francés es puro pedo, vil pretexto, a mí me da por apoyarla eventualmente. (Para más información sobre el festival, pueden cliquear aquí) El caso es que me largo y que ya estoy haciendo yo mi lista de eventos que ni de broma me puedo perder. Cualquiera de los desafortunados comentarios que ya mencioné podrían brotar de una boca insensible mientra yo surfeo por la página del evento y me digo -¡no mames! B.B. King, Tony Bennet, ¡puta, tengo que ir!-.

Sí, sí, ya sé que mis ídolos del jazz ya están casi todos muertos. So what? Tú estás muerto por dentro. Y es que, aunque sí disfruto mucho el jazz y las fusiones contemporáneas, nada se compara con la señorona Ella Fitzgerlad compartiendo créditos e improvisando con la efervecente voz de Louis Armstrong. Es un placer inevitable.

Ahora, cuando ando de buen humor, me da por escuchar el rock de los setentas que, o me estoy juntando con las personas correctas o se está poniendo repentinamente de moda. Yo no sé, no es mon métier, pero cada vez oigo más por ahí que no sé qué bandas actuales, que sus influencias en David Bowie, The Doors, Led Zepellin, Pink Floyd, Iggy Pop, Bod Dylan, Robert Fripp, and the list goes on and on. Ahí se los dejo a su criterio.


Billie Holiday, "Lady Day"

Ray Charles, "Genius"

Literatura

Si bien mi nueva y reluciente carrera me debería obligar a declararme amante del tema en general, esas cosas no se pueden. Quien diga que le gusta toda la literatura tiene serios pedos. A mí me emociona mucho el existencialismo francés, oh, sí, es la neta. Ha sido una delicia estudiar francés, porque además estoy traumado con la deconstrucción, el estructuralismo y postestructuralimo, aunque a veces rebasen mi capacidad de comprensión. Pinche Derrida, quién sabe qué chingados se estaba fumando, pero es bien con madre. Eso de inventar palabras para describir sus concepciones del lenguaje es la mera neta.

Además, soy un ser esencialmente posmoderno, eso digo yo. Así que todo lo que suene a marginal-valemadrista es lo mío. Claro que tengo que confesar un placer escondido. Guilty pleasure, como les dice Edna. Y es que aunque antes no me atrevía a confesarlo, algún día tenía qué salir a la luz. ¡Sí, soy un lector de novelas de época de closet! ¿Y qué? Maldita Jane Austen, malditas señoritas inglesas de alcurnia venidas e menos, malditas dotes poco sustanciosas que inspiraron esos tentadores relatos de decepciones y amores no correspondidos. Pero, ¿qué se le va a hacer? Hay que aceptarse como tal.

Breve lista de autores predilectos que de momento me vienen a la cabeza:

-.Juan Rulfo
-Jorge Luis Borges
-Julio Cortazar
-Oscar Wilde
-Charles Dickens
-Juilio Verne
-Federico García Lorca

Política

Soy de izquierda. Que no me oiga don Patricio Flores porque me echa en cara todos los chistes sobre comunistas que me di a la tarea de idear durante el breve período en que fuimos compañeros de trabajo. Me identifico de izquierda moderada, sí, o como por ahí les gusta llamarle, la nueva social-democracia. Ahora, todavía no me decido si voy a votar por AMLO o por la ciudadana marihuana que tan bien me cae.

Por lo pronto, a mí me encanta crear polémica al respecto. (Recuérdese el sonado caso en el que me enemiste con casi una familia entera.) Y la neta es que a veces sí me molesta que se desacredite a la izquierda de manera tan rotunda por pura xenofobia infundada. Es bastante triste que no se puedan identificar las sutilezas de las facciones políticas y se crea inmediatamente que si nos hacemos izquierdistas nos vamos a convertir en la Union de Estados Soviéticos Mexicanos. Como si yo creyera que si votamos todos por Felipe Calderón va a haber un McDonalds y un Wall-Mart hasta en el vecino pueblo de Polotitlán.

Ese no es el caso, además, es de saberse que no soy de izquierda por la simple y llana razón de que nadie la quiere. A mí me parece bastante razonable que en un país con una tan alta desigualdad social se piensen en soluciones de izquierda. Y es que en México la clase media es efímera. Hay dos caminos, o te haces rico o te haces pobre, pero ser una persona normal está de malabares.

A continuación, dos líderes nacionales de izquierda moderada o no tan moderada. Y los dejo con la reflexión con la que el buen Felipe Calderón nos dejo a todos de incógnita. ¿Se esconde AMLO detrás del pasamontañas del subcomandante Marcos? Yo le veo al subcomandante una mirada mucho más intimidante. Ustedes dirán.

Subcomandante Marcos

Andrés Manuel López Obrador

jueves, 11 de mayo de 2006

Y todo a media luz

Y todo a media luz,
crepúsculo interior,
qué suave terciopelo
la media luz de amor.


No. No me dio un ataque pasión argentina. Estoy literalmente "a media luz". Y no es que esté yo a la luz de las velas ni que haya prendido una lamparita bien romántica, no. Mi media luz guarda una perfecta simetría, y es que mi mala racha de la semana decidió llegar al climax en una forma que yo no sabía que era posible.

Pues resulta que algo le pasó al monitor de mi laptop, y no se averío, ni se ve borroso, sino que la mitad del monitor se apagó. Así que, a media luz, me toca hacer todo en esta tuerta computadora, todo el día a la mitad, y ya siento que me duele uno de los lados del cerebro.

Ese fue el momento más álgido de mi mala semana que, así parece, acabó hoy. La palabra absurdo me persigue y no sé ni siquiera usarla bien. Lo único que puedo decir es: ¿A quién chingados se la apaga exactamente la mitad de su computadora? Si a alguien ya le ha pasado esto, por favor comparta. Ahora, también podría obviar en la reflexión de lo molesto que resulta que la computadora me guiñe de forma espontánea el monitor justo cuando empiezo a hacer un blog que aparentemente me voy a tomar en serio, pero sinceramente, como que no es algo muy entretenido que digamos, ni para ustedes leerlo ni para mí escribirlo.

A parte ya me cansé de andar de chilletas. Son cosas como éstas las que le ponen lo sabroso a los proyectos. Además, tengo que admitirlo, a mí nunca se me ocurrirían tantas peripecias tan inusuales. Al menos me quedo con el consuelo de que nunca me voy a aburrir.

Así que para no ser yo un avaro desconsiderado, les comparto a ustedes una lista de las simpatiquísimas situaciones en las que el Destino me ha metido durante mi muy molesta semana:
  1. Mi laptop se quedó tuerta.
  2. Compartí, frente a la coordinadora de B.I. (que no se caracteriza precisamente por ser open mind) que había, en las hojas de respuestas, unas MADRECITAS, para que no tuviéramos que ponerle el guión a las matrículas.
  3. Después de que me vio con cara de "¡Insolente!", remate el comenterio con "Es que es DIA DE LAS MADRES..."
  4. Esto sucedió en un examen de B.I., donde, al menos por ese ratito, todo mundo estaba callado como para burlarse de mi embarazosa situación.
  5. Me presenté a las ocho de la mañana para presentar un examen que empezaba hasta las dos de la tarde.
  6. Mi celular, que yo ni sabía que seguía funcionando, decidió sonar en medio de un examen de B.I.
  7. Después de que me quitaran el celular, volvió a sonar, sólo que ahora yo no lo tenía para a pagarlo.
  8. Martín quería hablar sobre la independencia de México en un examen sobre la historia del siglo veinte.
  9. Reviví a Roosevelt y lo puse a resolver la crisis de los misiles.
  10. Mi graficadora, que jamás me va a servir para absolutamente nada, y cuyo único propósito en mis manos era pasar mi curso de cálculo, la perdí antes de mi examen final.
  11. Me di cuenta una hora antes de presentar.

Afortunadamente la Madre Naturaleza se encargó de recompensar mi pinchísima semana con un frente frío totalmente fuera de estación. ¡Gracias, Madre Naturaleza!

Cabe mencionar que yo conozco a la Madre Naturaleza desde hace ya unos meses. La conocí un día que Erandi, Homero y yo nos fuimos por allá de Cumbres a comernos unas hamburguesas en un puestecillo que estaba en medio de un estacionamiento. Ya cuando nos estábamos terminando nuestros manjares, que empieza llover y nos arrimamos todos a un techo bien minúsculo para pagarle las hamburguesas a la señora del puesto. Es entonces cuando dice: "Disculpe usted lo de la lluvia".

Y así fue como descubrí que la Madre Naturaleza es en verdad una señora que vive en Monterrey, vendiendo burgers en un negocio informal.

martes, 9 de mayo de 2006

De púber a señorito.

Me ha tomado un montonal de tiempo adivinar cómo funciona éste espacio o lo-que-sea. Me he dedicado a buscar un diseño que me gustara, a editar y personalizar todos y cada uno de los mentados menusitos que venían con este pérfido diseño. Además le busqué a todo este asuntito un concepto. "Sueños de insomnio" Suena lo bastante deprimente como para caerme mal yo solito, pero me apege al nombre éste, en especial porque suena medio chido. Así que cuando tocó comenzar el proyecto, es decir, justo ahora, que me da la hueva disfrazada de un "ya me cayó mal".
Y es así como de las tinieblas surge la mismísima razón por la que decidí comenzar este blog: Soy un desmadre. Mi desgano por escribir desde el primer registro en este blog no es más que la evidencia de mi primordial preocupación. Soy un inconsistente, cambio de opinión a cada rato,, cambio incluso hasta de ánimo. No sólo nunca termino nada sino que, a veces, ni siquiera empiezo las cosas. Éste pequeño lapso de lucidez sobre mi condición actual es probablemente la consecuencia de un extraño proceso de mutación de identidad. Hace dos meses y medio, era yo un adolecente muy adulto. Hoy, soy un adulto muy adolescente. Esto en teoría, claro. A final de cuentas ¿quién es la nación para determinar mis etapas evolutivas? Pero resulta que para la nación yo ya soy todo un señorito y mi ideal adolescente de ser un "niño grandote, tan maduro él" se desmorona frente a mi credencial de elector.
No me malinterpreten, la verdad es que me la he pasado muy bien disfutando de los beneficios que mi nuevo estatus de "señorito" me trae. Acaso, incluso, ya llevaba un buen rato disfutando de estos beneficios antes de que la vorágine de malditas consecuencias de identidad se me avalanzaran de forma tan mugrosamente salvaje. Sólo faltan unos meses para que pase de referirme como el púber estudiante de preparatoria que soy, para convertirme en "sí, ¿yo? soy estudiante de letras". Y aunque suene estúpido, es hasta ahora que caigo en razón de lo relevante que para una persona de tan particular referencia debería de ser la escritura constante. A la lectura, ni siquiera la menciono, que no puedo más que avergonzarme de mi falta de apego a los textos, incluso a los de mi más profundo interés.
Es por eso que el verdadero sentido de este blog no está ni cerquita de compartirles a ustedes, mis refulgentes nuevos lectores, aburridos desvelos y, mucho menos, aventurillas nocturnas. Aunque, estoy seguro, habrá exepciones, no es ese el propósito de mi oscuro espacio. ¡Oh, no! El secreto que se esconde detrás de esa lunota es el de demostrarme que, al menos a indecentes horas de la madrugada, puedo hacerle seguimiento a un proyecto personal que no tenga que ver con exterminar todas las burbujitas de un pliego de plastico protector. La hora será, indudablemente, lo único que ancle a mi remedo de proyecto con su, así, acertado título.
Ergo, por intermitentes noches, no sólo me dedicaré a la contrucción de un espacio personal, sino que lo abriré al escrutinio de un selecto grupo de confidentes y probablemtente, de otros completos extraños, que espero empiezen a mentarme la madre cada vez que deje mis fatuas intenciones a la deriva.
Como dirían las circulares de mi colegio:
Quedo de ustedes.